Virus, mensajeros de la vida
Virus, mensajeros de la vida

Virus, mensajeros de la vida

Los virus no existen.

Por un cambio en el lenguaje de la ciencia que estudia la vida.

Eso te cuento.

Resulta que en los meses que conocí a Jesús García Blanca, nuestro invitado a la clase de nueva Biología de este mes de febrero, no paraba de escuchar en redes sociales esta frase “los virus no existen”.

Yo pensaba ¿Quién son estos fanáticos?

Y entonces nos presentamos, no fue un momento bonito porque Jesús tras nuestra conversación inicial, se enfadó mucho conmigo: “Eres igual que los demás” – me dijo.

No volvimos a hablar en meses.

Llegó 2021 y 2022, años de dar mucha información valiosísima y necesaria, por el momento plandémico que vivíamos, (tanta, que algunos biólogos y no biólogos han publicado libros con mis textos sin siquiera nombrarme).

Gajes del oficio.

No es el caso de Jesús, él es un maestro, un pionero. Ya escribía sobre la trama de los malvados viriones asesinos inexistentes en tiempos del VIH, Ébola, Zika y como no, el más famoso coronavirus de pangolín y murciélago de la historia, el SARS CoV 2.

Su cabreo conmigo fue por un tema la mar de polémico, a la par que clave, el aislamiento de este famoso virus. Yo decía que sí lo habían aislado.

Meses después del enfado, Jesús me escribió con un fin conciliador, los dos nos reconocimos como aliados, nuestro trabajo y gran corazón nos respaldaba.

Entonces le dije algo que es posible que escuchemos una o ninguna vez en nuestras vidas: Tenías razón.

 Sin duda, son estas mentiras las que esclavizan a nuestros seres queridos.

Son asintomáticos de la vida, personas que sólo viven con temor a lo que no existe. Son esclavos de un miedo irracional, a algo que jamás fue aislado.

Hemos tenido el honor de despedirnos de Jesús García Blanca, ya que su libro “La Rebelión de los Idiotas” del que hablaremos, es el fin de su dedicación a despertar a la Humanidad.

¿Qué valor puede tener el trabajo de toda una vida de investigación sobre falsas pandemias víricas? Incalculable.

Yo, por mi parte, voy a guardar su libro como oro en paño y me voy a despedir de Jesús el día 9 de febrero.

Tenías razón Jesús, te prometo que me encargaré de que nuestros hijos y nietos se enteren de este asunto de los virus.

Gracias por todo.

Virus, mensajeros de la vida.

Por Almudena Zaragoza. Bióloga.

Actúar cuando todos practican la espera, cuando no se puede contar con grandes seguimientos, cuando no se sabe de antemano si se obtendrán resultados, actuar de tal manera significa ya afirmar porqué se pelea: una sociedad sin medida. […] Lo que somos y lo que queremos empieza con un no.

Citas recogidas del maravilloso libro “La Rebelión de los Idiotas” de Jesús García Blanca.

Los virus no son lo que nos han contado. Detrás de ese falso relato bélico de muerte, se esconde una verdad, que al descubrirla, sólo puedes agradecer ese mensaje de la vida.

Esta semana pasada, tuvimos la suerte de asistir a la clase en directo sobre aislamiento de virus y montaje de falsas pandemias con el escritor, profesor e investigador Jesús García Blanca con motivo de la publicación de su libro “La Rebelión de los Idiotas” de Cauac Editorial. La clase de casi dos horas de duración, dio para mucho, ¡no sólo desmontamos el virus de pangolín y murciélago SARS CoV 2 y el malvado VIH!, sino que además finalizamos con un bonito mensaje de esperanza y un camino para poder seguir construyendo.

Todo comenzó con una anécdota que conté a los suscriptores y es así: Durante mucho tiempo, sentí un acoso constante de personas que comentaban en mis post que los virus no existen. ¡Qué ataque más gratuito para una bióloga que trata de exonerar a los virus de ser villanos! A nosotros, como profesionales, nos resulta casi imposible pensar que algo que hemos visto con nuestros propios ojos (y luego contaré como), resulta ser que para otras personas no existe.

Como consideré que esto era importante y algunas de las personas que afirmaban que los virus no existían (como el autor que entrevisté este pasado viernes) merecían mi atención por su trayectoria profesional, decidí estudiar el asunto. ¡No me gustan las habladurías, hay que ir a la fuente! Una de las alegaciones que hacían estos autores, es que los virus considerados patógenos, no se habían aislado y por tanto, algo no aislado, no puede existir. Buen argumento de inicio. Pero como todo en esta vida, no es tan sencillo.

Revisando la metodología de los artículos científicos de aislamiento y culpabilización de supuestos virus “súper patógenos” como el VIH o el SARS CoV2 me doy cuenta de algo que cambiaría mi vida ¡Nunca se llegó a aislar ninguna partícula viral en ellos! Tampoco hay rastro de experimentos de control que descarten las condiciones del experimento (como uso de tóxicos), en la causa de la muerte celular. ¡Culpaban a un virus no aislado, sin siquiera descartar que las células aberrantes de aquellos cultivos, hubiesen muerto por todos los venenos que les echan!

Esto era inaudito. En ese momento comencé reflexionar sobre cuantas personas habrían muerto o sus vidas habrían quedado arruinadas, por un diagnóstico de estos inexistentes virus. Es una de esas veces en las que equivocarme me supuso un valioso aprendizaje de vida y me dio una enorme paz interior (como toda buena equivocación), fue positiva.

Hasta aquí bien, ellos tenían razón y yo estaba equivocada, pero como comentaba al principio, nada es tan sencillo. Resulta que estas secuencias que se han atribuido a virus patógenos, se encuentran formando parte de los genomas de todos los seres vivos de la Tierra. Son paquetes de información vitales en procesos de comunicación celular, embriogénesis, apoptosis, interacción con otras especies, señalización entre el microbioma, participación en los ciclos biogeoquímicos del planeta, responsables de la lluvia, del ciclo de carbono, del nitrógeno, de los saltos evolutivos de especies en los diferentes procesos geológicos. Están por todos sitios y son de enorme importancia ¡Para todos los organismos vivos!

Sólo en un mililitro de agua se han contabilizado hasta 10 millones de virus (usando fluorescencia y microscopios electrónicos se ven a la perfección). De ahí que tengamos que buscar una estrategia para explicar bien las cosas, en pro de conseguir llegar a más personas.

Podemos revisar como el famoso Dr. Stefan Lanka aisló y caracterizó bioquímicamente uno de estos virus, en la publicación que os dejo aquí. Él mismo afirmó después, que este virus no hacía daño, que podría ser una miniespora. Podemos llamarlo, fago (nombre muy desafortunado, lo cuento abajo) y que no se ajusta a la realidad o llamarlo miniespora, pero desde luego, no podemos decir que no existe, ya que como el mismo Lanka afirmó “Son estructuras cuya existencia está sobradamente demostrada“.

“Los virus son componentes de la célula que han transferido todo su metabolismo a la célula común y, por tanto, pueden salir de la célula. Ayudan a otras células fuera de la célula común transfiriendo sustancias constructivas y energéticas. Nunca se ha observado nada más. Los virus actuales, científicamente probados, desempeñan una función de ayuda, apoyo y en ningún caso destructiva en los procesos altamente complejos que tienen lugar entre las células”.

Dr. Stefan Lanka

Siguiendo con este entramado, como los fagos sí se aíslan fácilmente, su existencia está más aceptada por ciertos sectores críticos. Sí, bien, pero es que un fago es un bacteriófago, un virus que “come” bacterias que las “infecta” que las mata (esta es la definición oficial). Aquellos virus (como el SARS o el VIH) que no podían aislar resultó, que son material genético insertado en el núcleo o son material genético dentro vesículas extracelulares o exosomas, por eso no pueden separarlos de la célula original (a la que se interpreta que infectan) y caracterizarlos bioquímicamente, así como tampoco pueden establecer su culpabilidad porque son parte de la célula y no patógenos. Y estos fagos, son virus de bacterias que lejos de ser malvados, participan en los ciclos biogeoquímicos planetarios aportando materia y energía, sin ellos no llovería, la tierra no sería fértil y los humanos no podríamos digerir los alimentos (hay millones de fagos en nuestro intestino).

Hoy se sabe que nuestro material genético es de origen viral, es decir fagos que se insertaron en nuestras células germinales y entraron a formar parte de nuestra información como seres vivos. Las células eucariotas, de hecho, son agregados de virus y bacterias “Somos bacterias y virus”, como el Dr. Máximo Sandín sostuvo siempre.

El debate sigue sobre la mesa. Si nos vamos a la definición oficial de virus que sacaré del libro de microbiología (McGraw Hill 5ª Edición) que utilicé en la Universidad, en un apartado en el que se enumeran los conceptos importantes, se dice:

  1. Los virus son entidades simples y acelulares formadas por una o más moléculas de DNA o de RNA rodeadas por una cubierta de proteínas (que en ocasiones, puede contener lípidos e hidratos de carbono). Solamente pueden reproducirse en el interior de células vivas, son parásitos intracelulares obligados.
  2. Se cultivan mediante la inoculación de una preparación de viriones en huéspedes vivos o cultivos celulares. La purificación depende de su tamaño. La concentración de virus puede determinarse mediante el recuento de viriones.
  3. Éstos son agentes infecciosos con una organización acelular.
  4. Se conocen muchas enfermedades víricas humanas, como lo demuestra la aparición del SIDA.

Bien vamos por partes, esta definición y descripción de la función de los virus tiene, como todo en la biología regada con el dinero de las farmacéuticas, una parte de verdad y otra parte de mentira. Estas estructuras que se observan en todos los ecosistemas de la Tierra y que están en los genomas de los seres vivos, llamadas virus, no están vivas, son acelulares, son material genético recubierto de una cápside y sin la célula, no tienen ninguna actividad, simplemente no están vivos, son sólo una organización de biomoléculas, por eso se usan cultivos celulares para estudiarlos.

Vamos con la interpretación (la mentira):

  1. Son parásitos intracelulares obligados. Es la célula con su compleja maquinaria celular la que sintetiza (crea) estas estructuras y la que las usa para realizar funciones normales en los sistemas vivos, por lo que lo de parásito no es verdad. Es la célula la que los crea y ella las que los atrae con unos complejos receptores de membrana, para que los virus se anclen en ellas (ver el último trabajo de Máximo Sandín, “Sobre los virus“).
  2. Son agentes infecciosos. Si hemos dicho que no están vivos y que es la célula la que los sintetiza, esto no tiene sentido ¿Para qué una célula iba a crear un agente infeccioso de ella misma? Absurdo.
  3. Se conocen muchas enfermedades víricas humanas. La verdad sería, se han inventado que la causa de muchas enfermedades son los virus, porque en ninguna de éstas se han aislado, purificado y caracterizado los “viriones infecciosos patógenos“, que se cuentan en los artículos científicos (y sólo hay que leerlos para confirmarlo).

Pero si los virus no son malvados patógenos, parásitos de células y causantes de enfermedades ¿podemos decir que existen? El problema aquí viene cuando analizamos los miles de publicaciones científicas que hablan de los “virus amigables”, de los exosomas o de las vesículas extracelulares (indistinguibles de un virus patógeno, porque son lo mismo). ¡Ahí te caes de espaldas! Como no se paraba de encontrar virus por todas partes y se constataban funciones imprescindibles para la vida en las que estas biomoléculas participan, ha surgido en el ámbito de la Biología el relato del “bueno” y del “malo”. ¡Ahora hay virus amigables y virus malos!

Resulta que se ha comprobado, que cuando los fagos intestinales aportan material genético a las bacterias, el intestino está en equilibrio y si esto no ocurre, se desarrollan enfermedades intestinales (¡Un virus amigable!). Los virus que controlan los ciclos biogeoquímicos de la Tierra, también son amigables, los del genoma son parte de la vida y los de la tierra hacen posible que crezcan las plantas. ¡Allí donde miremos hay virus amigables! Pero aquellos a los que culpan de las enfermedades, según el oficialismo y sus fraudes anti-ciencia, también existen.

Está claro que para afianzar un lucrativo negocio basado en el miedo, había que crear todo un lenguaje bélico que lo acompañase: virus, bacteriófago, antibiótico, patógeno, infección, etc. Detrás de estos nombres hay una mentira, ya que ninguno describe procesos biológicos reales. ¿Cómo combatir esto? ¿Cómo crear un relato que llegue a la gente de a pie? Pues en eso estamos.

Resulta que el BigPharma tiene la increíble habilidad de mezclar mentiras y verdades para conseguir sus objetivos y que hay que tener las cosas muy clara para saber cuando engaña y cuando no. Resulta que se descubrieron las secuencias de todos los supuestos “virus patógenos” codificadas en nuestros cromosomas ¿Cómo evitar contar que es información vital para un organismo y no patógenos? Afirmando que los virus invaden los genomas y que de vez en cuando por azar, alguno “bueno” acaba formando parte de nuestro material genético. ¡Hay que ser muy malo para manipular así a la gente!

Si decimos que los virus no existen, porque no son patógenos, sino biomoléculas que forman parte de la vida y proponemos otros nombres, puede ser una buena estrategia. Pero todo nombre que propongamos, imaginemos exosoma, estará contribuyendo al juego del poli bueno, poli malo del oficialismo, ya que siempre se podrá encajar como, los exososomas son buenos (son otra cosa), pero hay virus malos.

Yo he optado por otra estrategia, no sé si es la mejor, pero me ha funcionado muy bien, porque entrar a la gente con “los virus no existen” puede sacar a todos los demonios de su infierno. Jamás conseguirás que te escuche. Pienso que esto hay que contarlo con calma y desde luego la frase “los virus no existen” se ha usado para agruparnos entre los locos del cono de aluminio en la cabeza, ya que cualquier biólogo, recordad, ha visto a los virus, sólo tiene que teñir y utilizar fluorescencia en una muestra de agua de mar y ahí están. Que no sean virus y sean las instrucciones de la vida, no implica que no existan y esto lo tenemos que tener meridianamente claro. Existir existen, pero no son patógenos, sino otra cosa.

Ante esto, nuestro autor Jesús, nos insta a cambiar el lenguaje. No podría estar más de acuerdo, siempre he explicado en mis clases que el lenguaje que se usa en biología es bélico, ficticio, no ajustado a las verdaderas funciones de la vida. Pero como comentó también Lua Catalá del grupo STOP Vacunas, en nuestro debate en directo, estamos en un momento de transición, necesitamos que personas fuera de nuestro ámbito crítico también nos escuchen y necesitamos ser muy claros, no generar más confusión.

Yo, por mi parte, apuesto por resaltar todo lo que estas maravillosas estructuras aportan a los ecosistemas vivos y cuál es su verdadera función, antes de abordar el tema del nombre (aunque trabajaré igualmente en una transición del lenguaje). A partir de ahora, de hecho, usaré mucho más el término propuesto por Máximo Sandín de mensajeros, mensajeros de la vida.

La verdad, como divulgadora científica, no me parece tan importante el nombre, como que la gente sepa que las enfermedades no las causan los virus, pero tienen razón en que el cambio debe comenzar con nosotros, sino jamás ocurrirá. Saber que no enferman y que, sin embargo, son la base de la vida (que es el corazón de todo el trabajo de esta web), se ha convertido en misión para la divulgación.

Por todo ello, pienso que el mensaje correcto en base a la biología sería “los patógenos no existen”, virus y bacterias son parte de la vida y no causantes de enfermedades. Hasta que haya un consenso entre, al menos, las personas críticas. Porque sino, esto va a seguir siendo una batalla sin sentido, encerrada en redes sociales (sobre si existen o no los virus) y recordad que la razón de vivir del poder es la división.

Espero, de corazón, que en algún momento la sociedad llegue a tal entendimiento de lo que son los virus, que se tome la decisión conjunta de afirmar TODOS rotundamente “los virus patógenos no existen, esto que se observa son las biomoléculas que hacen posible la vida en el Universo”. Vamos a decidir como las llamaremos, para agradecerles que hoy podamos estar teniendo este debate como seres conscientes y amantes de la vida.

¡Gracias, por ser los ladrillos de todos los seres vivientes!

4 comentarios

  1. Miguel Ángel Pérez Pérez

    Hola
    Al igual que has dicho que no se puede entrar en el ámbito social con la frase “los virus patógenos no existen” porque lo que queda de la frase en el ambiente es que los virus no existen, veo de suma importancia la creación de un lenguaje asequible y comprensible totalmente para las personas llanas y sencillas. Es decir ¿Cómo ir raspando la mente en personas que llevan en la cabeza la cuestión de los virus asesinos más arraigada que los propios médicos? En mi caso, hablo a veces del tema, pero me quedo sin argumentos ante la aplastante máquina de “mi hijo se contagió en el colegio” o “el médico me ha dicho que es un virus”. Este lenguaje forma ya parte del genoma semántico social. Por todo esto, considero que es necesario un lenguaje, muevo, unas ideas como ejemplos de la necesidad de los virus para la vida, que sean de fácil penetración en cabezas fortificadas contra virus y bacterias. Teniendo a toda la comunudad médica en contra nuestra, haría falta un lenguaje irónico o cómico como respuesta a su falacia. Abogo por personas e ideas de gran comicidad como única forma de abrir camino. A topetazos no se puede, con amabilidad tampoco. Quizás con el chiste… En fin, sólo es una idea.

    1. Carlos Dos Anjos

      Hola Miguel. No veo que se le quite una coma al artículo. Gran estructura y buena exposición de su punto de vista.

      Referente al error que viste en “los virus patógenos no existen”, que se niegue un sustantivo adjetivado no necesariamente se tiene que dar por negado el sustantivo sin ese adjetivo. Las ovejas de colorines no existen, no quiere decir que las ovejas no existan, sino que de esa forma que le da el adjetivo no existe.

      También coincido contigo donde en clave de humor podría ser más fácil ya que las sátiras, sarcasmos, ironías… fueron y son muy usados en la cultura popular.

      Un fuerte abrazo y gracias por estar ahí con estos trabajos y los enlaces.

  2. julio berango lopeandia

    Excelente articulo. Todo resumido y muy claro.
    Me gustaria si podria, pediros que escribieseis algun articulo sobre el tema de las armas bacteriologicas.
    Que se hace sobre esto en los laboratorios ?. Es un tema que tambien se utiliza para meter miedo a la poblacion y sobre el cual no creo que tengamos mucha informacion.
    Muchas gracias por vuestro trabajo.

  3. Ignacio Villafruela Rubio

    la idea de un virus “venenoso”. y del contagio está grabada a fuego

    creo q lo mejor es imprimir nuevos conceptos o interpretaciones como q cuando una célula se muere se rompe en exosomas. o q estas biomolúculas parecen tener una función de comunicación. p ejemplo

    de este modo no se rechazan esos primeros modelos de contagio. etc . que dan pie a estéril discusión

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