Gaia, la tierra de los microorganismos
Gaia, la tierra de los microorganismos

Gaia, la tierra de los microorganismos

El nombre de Gaia, significa “tierra”, su origen es muy antiguo, pero tenemos datos de su uso en la Antigua Grecia. Palabras derivadas de ella son graia, anciana. Así que Gaia, en este capítulo, será nuestra anciana “Madre Tierra”.

Por Almudena Zaragoza, Bióloga.

Según nos cuentan en la escuela, que la Tierra ya poseía antes de nuestra llegada, las condiciones necesarias para que la vida tuviese lugar, que de una manera azarosa, apareció el primer ser vivo en un caldo caliente, que se llamó “primigenio”, es la famosa teoría de Oparin y Haldane, respaldada por el experimento de Miller y Urey (1). Como si de un acto divino se tratara, las moléculas inorgánicas se juntaron para dar vida a lo que la biología ortodoxa ha llamado LUCA (Last Universal Common Antecessor), el Antecesor Común Universal, un testigo de la evolución darwiniana de los más aptos, seleccionados por el “Creador” (2).

Sin embargo, este ser vivo hipotético jamás ha sido hallado y es extraño, porque todos los microorganismos que hemos encontrado en los fósiles más antiguos de nuestro planeta, los estromatolitos, aún viven hoy en día y están representados en el grupo de las archeas y las bacterias (3). Por lo que nuestro LUCA se queda en el plano de lo improbable, sobre todo porque como hemos visto anteriormente en el artículo sobre la Panspermia, la posibilidad de que por azar las moléculas inorgánicas diesen lugar al ser vivo más sencillo conocido, es casi cero (4). Así que, aunque las viejas concepciones se hayan agarrado con fuerza a la educación que recibimos, el origen cósmico gana la probabilidad matemática.

Si es cierto que la vida puede generarse en las nebulosas del espacio y al caer en planetas hacer posible la vida, multiplicarse y diversificarse, para comenzar de nuevo otra vez el ciclo al morir el planeta, la posibilidad de lluvias de microorganismos en el momento de la formación del Sistema Solar hace 4000 millones de años, explicaría porqué hace 3800 millones de años, nuestro planeta estaba cargado hasta arriba de microorganismos (5), los mismos que viven aún en nuestros ecosistemas y muchos otros que pudieron ir llegando después y diversificarse, utilizando los genes disponibles en el medio, que los virus bacteriófagos contenían y que se encuentran del orden de 1031 de partículas estimadas como abundancia global (6). Sólo en el océano, hay del orden de 108 fagos con cola por cada mililitro de agua de costa (7) y esto tiene una enorme importancia en el origen de la vida, que contaremos en detalle en el siguiente capítulo.

Las bacterias y arqueas hipertermófilas fueron los principales componentes de la actividad microbiana antigua, como lo evidencian los restos carbonáceos y los restos fragmentarios de las paredes celulares de los cherts negros hidrotermales de Warrawoona, parte del cratón de Pilbara, un yacimiento australiano del eón Arcaico (3600 -2700 millones de años), testigo del origen de la vida en Gaia (3). Las arqueas tienen la magnífica capacidad de vivir en ambientes extremos, donde la vida en general, no tendría cabida, por eso son los seres más antiguos que dejaron restos de actividad biológica rn las rocas de Gaia, porque fueron los encargados de transformar hábitats venenosos, en zonas confortables para la llegada de los que vinimos después.

Estudios recientes en la Estación Espacial Internacional, han informado de comunidades estables de arqueas en este ambiente espacial tan peculiar, con tendencia a crear biopelículas y formar esporas de resistencia, lo que ya nos da pistas de la increíble capacidad de generar vida y soportar todo tipo de condiciones, de este fascinante grupo de microorganismos (8).

Los estromatolitos (Bahía de Shark, Austalia), son los fósiles más antiguos que dan testigo del origen de la vida en nuestro planeta, están datados en 3800 millones de años y son el resto litificado del metabolismo bacteriano, en etapas tempranas de la historia de nuestro planeta.

Y es que fueron estos primeros microorganismos los que al llegar, modificaron las condiciones terrestres con la finalidad de que la vida pudiese tener cabida en nuestra amada Gaia. A la vez que las arqueas hacían sus incursiones en zonas peligrosas, las cianobacterias con su capacidad de utilizar el agua como donador de electrones y la luz del sol como fuente de energía, comenzaron a transformar nuestra atmósfera de reductora a oxigénica (9).

El oxígeno, por el que tiene querencia la vida, daría cabida a aparatos respiratorios y seres voladores como los murciélagos y las bellas aves en el futuro, pero primero, tenía que hacer de Gaia un lugar donde este gas vital fuese abundante. De hecho, es la molécula de O2 la que haría posible los organismos multicelulares futuros, ya que la unión del O2 asegura que sea lo suficientemente estable como para acumularse en una atmósfera planetaria, mientras que los gases halógenos con enlaces más débiles son demasiado reactivos para alcanzar una abundancia significativa. En consecuencia, una atmósfera rica en O2 proporciona la mayor fuente de energía posible. Esta singularidad universal sugiere que el O2 abundante es necesario para las altas demandas energéticas de la vida compleja en cualquier lugar (10). Es decir, para que existan organismos activamente móviles de una escala de tamaño mayor a la de una bacteria, con una anatomía especializada y diferenciada, comparable a todos los animales y plantas que conocemos, incluidos nosotros. ¡Qué sabia es la vida!

Cada vez me queda más claro que es un fenómeno inherente al Universo, porque controla desde la química inorgánica más básica, hasta la macromolecular más compleja, conoce todo lo que existe y como funciona. ¡Bellísimo!

Otra conclusión importante, debido a que la vida multicelular compleja necesita una atmósfera oxigénica, y ésta, depende de las cianobacterias con el agua como dador de electrones y el calor del sol como fuente de energía, se explicaría que no encontrásemos formas de vida multicelular diferentes a los microorganismos en cada planeta del cosmos.

La vida a nivel microscópico puede existir en cualquier lugar del Universo, por eso se ha encontrado en meteoritos (11). Hemos de recordar que nuestras arqueas extremófilas pueden vivir en titanio, arsénico, metano o cualquier otro compuesto imaginable, en calor y en frío, incluso con una presión de hasta 10 MPa (12). Así que, nuestros extraterrestres, no son hombrecitos verdes con ojos saltones, sino diminutos y sabios organismos unicelulares, a los que les debemos nuestra existencia. A diferencia de los microorganismos, animales y plantas necesitan agua y calor, y que su atmósfera sea transformada por las cianobacterias y sea respirable, lo que les brinde la energía oxigénica, necesaria para mantener esas estructuras tan complejas.

La vida sin duda, se encuentra en cada rincón del cosmos, sin embargo, la multicelularidad depende del ambiente y sus constructores, ellos tienen el manual de instrucciones para hacerla posible, si encuentran los parámetros adecuados. Es entonces, cuando transformarán todo planeta que se precie, en un paraíso verde y azul, como nuestra Gaia.

La densidad de gases como el nitrógeno, el metano, el amoniaco y el dióxido de carbono, están presentes en órdenes de magnitud muy por encima de lo esperado en un planeta con un 20 % de oxígeno libre en su atmósfera (The Gaian Perspective of Ecology. Sagan & Margulis, 1983), sólo posible gracias a la fotosíntesis. De hecho, erróneamente se piensa que son los bosques el pulmón de la Tierra, nada más lejos de la realidad, ya que los microorganismos del océano producen la mitad del oxígeno terrestre.

El papel de los microorganismos marinos en la biogeoquímica terrestre ha sido sin duda subestimado, hoy se sabe que los microorganismos del océano producen más de mil millones de toneladas de una sustancia llamada dimetilsulfoniopropionato (DMSP), que tiene un papel fundamental en la formación de las nubes y por tanto en el ciclo del agua, que hace que ésta llegue a ríos y lagos; y que es vital para la vida animal y vegetal del planeta (13).

Por si esto no fuese absolutamente alucinante, se ha descubierto que la bacteria Pseudomonas syringae tiene un gen que codifica para una proteína en su membrana externa, que permite que se adhieran moléculas de agua en una configuración específica, proporcionando una plantilla de condensación muy eficaz. Este microorganismo fue el primero que se descubrió que podía producir núcleos de hielo biológico, a una temperatura mayor de lo que solidifica el agua habitualmente. Debido a la menor presión de vapor sobre los cristales de hielo, las partículas congeladas pueden acumular agua y crecer hasta tamaños lo suficientemente grande como para iniciar el proceso de precipitación dentro de la nube (14). Desde luego estos microorganismos saben lo que hacen. Además de la atmósfera, crearon el ciclo del agua y llenaron nuestra Gaia de ríos y lagos. La vida ahora, podía colonizar la tierra firme y salir del agua ¡Apasionante!

Es también muy revelador, que nuestro microcosmos diese lugar a un sistema de regulación de la temperatura terrestre, propiciando un rango constante medio de entre 5 y 25 º C en nuestro planeta, temperaturas donde todos los procesos metabólicos de los seres vivos pueden tener lugar. Uno de los ciclos más interesantes y que se piensa es crucial para este termostato planetario, es la producción de metano (CH4). El CH4, es el hidrocarburo más abundante en la atmósfera, se origina en gran medida a partir de fuentes biogénicas vinculadas a un número cada vez mayor de organismos que se encuentran en ambientes óxicos y anóxicos. Tradicionalmente, el CH4 biogénico se ha considerado como el producto final de la descomposición anóxica de la materia orgánica, por arqueas metanogénicas. Sin embargo, las plantas, los hongos, las algas y las cianobacterias pueden producir CH4 en presencia de oxígeno (todas las células vivas probablemente poseen un mecanismo común de formación de CH4). El metano, actúa como una manta que aísla la Tierra, absorbiendo energía y ralentizando la velocidad a la que el calor abandona el planeta (15). Así que, los microorganismos transformadores de Gaia, nos dotaron de un edredón calentito para poder vivir. Oxígeno, lluvia y un ambiente agradable para estar a gusto. ¡Parece un relato de ciencia ficción, superado por la realidad!

El océano y sus minúsculos moradores, también eliminan contínuamente dióxido de carbono atmosférico, dejándolo disponible para que, en presencia de luz solar el CO2 se transforme en carbonato cálcico (CaCo3) por un proceso denominado biomineralización, que también realizan las bacterias y otros seres vivos. Además de modelar la geología terrestre con rocas carbonatadas, este biomineral da lugar a las estructuras de animales complejos como las conchas de los caracoles, bivalbos, corales y hasta las cáscaras de los huevos de las gallinas (16).

Los biominerales están en todas partes. Si miramos a nuestro alrededor, nos vemos rodeados de biominerales ya sea en forma de hermosos corales, hormigueros, cuevas, conchas de moluscos, dientes, huesos o rocas.

Algunos microorganismos producen en su glicocalix, en la pared celular, compuestos químicos que permanecen en el ambiente natural incluso después de la muerte celular, mientras que otros acumulan compuestos inorgánicos como fosforitas, carbonatos, silicatos y óxidos de hierro y manganeso. Por lo que además del modelado geológico, estos biominerales producto del metabolismo de los microorganismos, quedan como estructuras químicas disponibles para otros procesos de vida (17). Pero quizás el fenómeno más impresionante descubierto recientemente, es que la aparición de la magnetosfera, capa protege a la Tierra de la llegada de radiación, especialmente del viento solar, y también de una parte de los rayos cósmicos, desviando las partículas cargadas hacia los polos magnéticos a través de mecanismos de reconexión electromagnética, lo que causa las auroras australes y boreales, apareció coincidiendo con la misma vida hace 3700 millones de años, según un estudio de las rocas del yacimiento de Isua, en Groenlandia (18).

Este hecho, combinado con la capacidad de las bacterias de detectar el campo magnético terrestre, gracias a nanopartículas de magnetita (Fe3O4), función que tienen también todo tipo de seres, como las aves migratorias o los tiburones marinos (19), y que hace posible la orientación dentro de Gaia y nos ayudaría a crear nuestra brújulas para poder viajar en el futuro, hace de las bacterias auténticos prodigios.

¿Pero cómo las bacterias podrían modular el campo magnético en la Tierra? La respuesta llegó de un laboratorio ruso, donde se utilizó recipiente experimental de vidrio que contenía bacterias de aguas subterráneas naturales para comprobar si éstas podían producir compuestos magnéticos, con el suficiente tamaño como para crear un campo magnético de dimensiones planetarias. De forma natural, las bacterias de hábitat acuáticos, dejan biominerales magnéticos producto de su metabolismo. Al hacerlo, éstas pequeñas partículas metálicas (las magnéticas) se atraen entre sí y se fusionan en cristales magnetizados más grandes, pero aún diminutos, de magnetita , goethita , hematita y otros minerales. Estos cristales ricos en hierro, se desplazan lentamente hacia abajo para posarse en el lecho marino, alineándose con el campo magnético de la Tierra a medida que son enterrados por otros sedimentos y finalmente quedan fijados en su lugar.

Los científicos llenaron este recipiente con agua, bacterias de aguas subterráneas, hierro, alimentos y arena. Dos años después, encontraron un lodo rojizo, visible aquí, que contenía cristales minerales lo suficientemente grandes como para conservar una firma magnética durante miles de millones de años (20).

El hecho de que los microorganismos puedan influir en las corrientes electromagnéticas del planeta a nival global, ha sido también objeto de estudio de un trabajo revolucionario publicado en este año 2024, en el que se reporta el descubrimiento de la transferencia de electrones extracelulares (EET) a través de nanocables microbianos, lo que impulsaría procesos ambientales a nivel global, en los que la bioenergía juega un papel fundamental para el mantenimiento de la vida en nuestro planeta (21).

Su participación en el ciclo del azufre, uno de los constituyentes básicos de los aminoácidos como la cisteína y metionina​, necesarios para la síntesis de proteínas presentes en todos los organismos vivos (22). Y el ciclo del nitógeno, componente vital para la clorofila de las plantas, el ATP o los ácidos nucleicos, se siguen amontonantdo a todas las funciones de sustento de la vida que realizan los microorganismos (23).

Es tan relevante el papel de asegurar que la vida esté en condiciones óptimas, que existen bacterias que se utilizan para un proceso denominado biorremediación, siendo capaces de degradar venenos como el mercurio (24), vertidos de crudo (25) y hasta las inmensas islas de plástico vertidas al mar, de hecho estas bacterias especializadas en hacer desaparecer el plástico humano y que viven en montañas de basura, se han denominado moradores de la plastisfera, un nuevo ecosistema, donde las bacterias también están ayudando degradar los deshechos humanos (26).

Gaia es, por tanto, un macroorganismo vivo, complejo y autoorganizado con capacidad de autorreparación y mantenimiento de las condiciones para que la vida multicelular tenga cabida y que indudablemente, ha sido modulada por los microorganismos que hace 3700 millones de años, hicieron posible que hoy estemos maravillándonos ante cada puesta de sol o cada sonido del océano, el vuelo de las aves, la belleza de los bosques y el olor de las flores.

La exuberante y maravillosa Gaia, nuestro hogar, tiene la más absoluta e impresionante belleza, gracias a unos estrategas diminutos, que contienen toda la sabiduría de la Naturaleza.

Quiero terminar con esta pregunta para los que hayáis llegado hasta el final de este capítulo, y que, a la vista de los datos presentados, es prácticamente obligatoria. ¿Cómo es posible que nuestra idea moderna de salud, incluya eliminar por completo a los seres que han creado y mantienen la vida en nuestro planeta? ¿Será el momento de disculparnos con Gaia, nuestra “Madre Tierra”? Dejo la respuesta al lector.

Referencias bibliográficas.
  1. Akre, Karin and Rafferty, John P. “Miller-Urey experiment”. Encyclopedia Britannica, 18 May. 2024, https://www.britannica.com/science/Miller-Urey-experiment. Accessed 9 July 2024.
  2. Weiss MC, Preiner M, Xavier JC, Zimorski V, Martin WF (2018) The last universal common ancestor between ancient Earth chemistry and the onset of genetics. PLOS Genetics 14(8): e1007518. https://doi.org/10.1371/journal.pgen.1007518
  3. Chatterjee, S. (2023). The Habitat and Nature of Archean Life. In: From Stardust to First Cells. Springer, Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-031-23397-5_18
  4. Zaragoza, A. (2024). Hijos de las estrellas. Teoría de la Panspermia, el origen cósmico de la vida. https://cienciasdelavidaynuevabiologia.com/hijos-de-las-estrellas/
  5. Nutman, A., Bennett, V., Friend, C. et al. (2016) Rapid emergence of life shown by discovery of 3,700-million-year-old microbial structures. Nature 537, 535–538. https://doi.org/10.1038/nature19355
  6. Mushegian AR (2020). Are There 1031 Virus Particles on Earth, or More, or Fewer?. J Bacteriol 202:10.1128/jb.00052-20. https://doi.org/10.1128/jb.00052-20
  7. Bergh, Ø., BØrsheim, K., Bratbak, G. et al. High abundance of viruses found in aquatic environments. Nature 340, 467–468 (1989). https://doi.org/10.1038/340467a0
  8. Mora, M., Wink, L., Kögler, I. et al. Space Station conditions are selective but do not alter microbial characteristics relevant to human health. Nat Commun 10, 3990 (2019). https://doi.org/10.1038/s41467-019-11682-z
  9. David C. Catling, Kevin J. Zahnle ,The Archean atmosphere.Sci. Adv.6,eaax1420(2020).DOI:10.1126/sciadv.aax1420
  10. David C. Catling, Christopher R. Glein, Kevin J. Zahnle, and Christopher P. McKay (2005). Why O2 Is Required by Complex Life on Habitable Planets and the Concept of Planetary “Oxygenation Time”. Astrobiology Vol. 5 No. 3 https://doi.org/10.1089/ast.2005.5.415
  11. Pikuta, E. V., Hoover, R. B., & Tang, J. (2007). Microbial Extremophiles at the Limits of Life. Critical Reviews in Microbiology, 33(3), 183–209. https://doi.org/10.1080/10408410701451948
  12. M. Salvador-Castell, P. Oger, J. Peters (2020) High-pressure adaptation of  extremophiles and biotechnological applications, Editor(s): Richa Salwan, Vivek Sharma, Physiological and Biotechnological Aspects of Extremophiles, Academic Press, (Pages 105-122, ISBN 9780128183229, https://doi.org/10.1016/B978-0-12-818322-9.00008-3.
  13. Cherry Gao et al. Single-cell bacterial transcription measurements reveal the importance of dimethylsulfoniopropionate (DMSP) hotspots in ocean sulfur cycling, Nature Communications (2020). DOI: 10.1038/s41467-020-15693-z
  14. de Araujo, G.G., Rodrigues, F., Gonçalves, F.L.T. et al. Survival and ice nucleation activity of Pseudomonas syringae strains exposed to simulated high-altitude atmospheric conditions. Sci Rep 9, 7768 (2019). https://doi.org/10.1038/s41598-019-44283-3
  15. Ernst, L., Steinfeld, B., Barayeu, U. et al. Methane formation driven by reactive oxygen species across all living organisms. Nature 603, 482–487 (2022). https://doi.org/10.1038/s41586-022-04511-9
  16. Dhami NK, Reddy MS and Mukherjee A (2013) Biomineralization of calcium carbonates and their engineered applications: a review. Front. Microbiol. 4:314. doi: 10.3389/fmicb.2013.00314
  17. Shannon Stocks-Fischer, Johnna K. Galinat, Sookie S. Bang, Microbiological precipitation of CaCO3, Soil Biology and Biochemistry, Volume 31, Issue 11, 1999, Pages 1563-1571, ISSN 0038-0717, https://doi.org/10.1016/S0038-0717(99)00082-6.
  18. Nichols, C. I. O., Weiss, B. P., Eyster, A., Martin, C. R., Maloof, A. C., Kelly, N. M., et al. (2024). Possible Eoarchean records of the geomagnetic field preserved in the Isua Supracrustal Belt, southern west Greenland. Journal of Geophysical Research: Solid Earth, 129, e2023JB027706. https://doi.org/10.1029/2023JB027706
  19. Scheffel, A., Gruska, M., Faivre, D. et al. An acidic protein aligns magnetosomes along a filamentous structure in magnetotactic bacteria. Nature 440, 110–114 (2006). https://doi.org/10.1038/nature04382
  20. Alexandra Abrajevitch, Lubov M. Kondratyeva, Evgeniya M. Golubeva, Kazuto Kodama, Rie S. Hori, Magnetic properties of iron minerals produced by natural iron- and manganese-reducing groundwater bacteria, Geophysical Journal International, Volume 206, Issue 2, August 2016, Pages 1340–1351, https://doi.org/10.1093/gji/ggw221
  21. Portela, P.C., Shipps, C.C., Shen, C. et al. Widespread extracellular electron transfer pathways for charging microbial cytochrome OmcS nanowires via periplasmic cytochromes PpcABCDE. Nat Commun 15, 2434 (2024). https://doi.org/10.1038/s41467-024-46192-0
  22. Parisa Rahimzadeh Karvansara, Josef Komenda, Stanislav Kopriva, (2024) – Sulfur metabolism in cyanobacteria, Editor(s): Arun Kumar Mishra, Satya Shila Singh, In Progress in Biochemistry and Biotechnology, Cyanobacteria, Academic Press, Pages 117-157, ISBN 9780443132315, https://doi.org/10.1016/B978-0-443-13231-5.00018-0.
  23. Kuypers, M., Marchant, H. & Kartal, B. The microbial nitrogen-cycling network. Nat Rev Microbiol 16, 263–276 (2018). https://doi.org/10.1038/nrmicro.2018.9
  24. Isabel Sanz-Sáez, Carla Pereira-García, Andrea G. Bravo, Laura Trujillo, Martí Pla i Ferriol, Miguel Capilla, Pablo Sánchez, Rosa Carmen Rodríguez Martín-Doimeadios, Silvia G. Acinas, and Olga Sánchez (2022). Prevalence of Heterotrophic Methylmercury Detoxifying Bacteria across Oceanic Regions. Environmental Science & Technology 56 (6), 3452-3461 DOI: 10.1021/acs.est.1c05635
  25. Shehla Sattar, Rahib Hussain, Syed Mukarram Shah, Salma Bibi, Sajid Rashid Ahmad, Asim Shahzad, Ahmad Zamir, Zahid Rauf, Asma Noshad, Laeiq Ahmad, Composition, impacts, and removal of liquid petroleum waste through bioremediation as an lternative clean-up technology: A review, Heliyon, Volume 8, Issue 10, 2022, e11101, ISSN 2405-8440, https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2022.e11101.
  26. Urbanek, A.K., Rymowicz, W. & Mirończuk, A.M. Degradation of plastics and plastic-degrading bacteria in cold marine habitats. Appl Microbiol Biotechnol 102, 7669–7678 (2018). https://doi.org/10.1007/s00253-018-9195-y

4 comentarios

  1. Pablo Mosse

    Pregunta:

    ¿Cómo es posible que nuestra idea moderna de salud, incluya eliminar por completo a los seres que han creado y mantienen la vida en nuestro planeta?

    Respuesta:

    Esa idea moderna de salud que incluye eliminar a seres es posible debido a la inescrupulosidad de algunos “seres humanos”, no de todos; hablamos de la conocida “Medicina Rockefeller”, de los cazadores de microbios y toda la basura que vino desde Pasteur y que se ha impuesto. Y de la gente crédula que se traga todo eso, y de los falsos médicos y todos aquellos que le sacan un rédito económico.

    Pequeños grupos de “seres humanos” que cultivan una “creencia” que los hace sentirse “superiores” a los demás y con “derecho” a ser “los amos del mundo”. Yo no sé si son humanos o si realmente son una especie que se parece a nosotros pero que tiene ese afán. Tienden a buscar el beneficio material y conocen al ser humano y sus miedos. Por eso tienden a ser dueños de los bancos, de los medios de comunicación, de las minas de oro, de la industria de los diamantes, de la industria de la pornografía, del juego, del comercio, aprovechando la “debilidad” de la humanidad en general. Si hay especies que se denominan “parásitas” en aves (que ponen huevo en nido ajeno), también puede haberlas dentro de la “humanidad”. Son ellos quienes secuestraban seres humanos en África y los vendían en América. Los que manejan el negocio de las armas y de las drogas.

    No sé qué piensas tú y los biólogos de lo que se denomina psicopatía: seres humanos con otra configuración cerebral, que si bien son humanos, tienen un comportamiento “especial” que les permite no tener miedo ni empatía, no tener frenos inhibitorios, y de esa manera escalar en lo material, aprovechándose de la humanidad en general, que sí los tiene. Algunos son asesinos seriales, y otros son Rockefeller, Bill Gates o Zuckito.

    Por otra parte: si tan complejo y diverso es el mundo de los microorganismos… ¿por qué no debería serlo el nuestro, que somos los multicelulares? ¿Qué nos hace pensar que la apariencia humana significa que somos realmente humanos? ¿Y si entre nosotros hay una raza parásita, cuyos “cerebros” funcionan distinto, y que son ellos los que manejan esa medicina de la que hablas, que son ellos quienes inventaron la masonería, el comunismo, el liberalismo y hasta la moderna “democracia”, tan sólo para sacar provecho? Si de los confines del universo fueron llegando a Gaia tantos seres, ¿por qué no pensar que también llegaron seres parásitos, que están viviendo dentro de Gaia tan sólo para chupar sus recursos, y una vez muerto el huésped, partir ellos hacia otro lugar para colonizar?

    No sé si responde a tu pregunta. Felicitaciones por el maravilloso artículo (has escrito “hallan” en lugar de “hayan” en el párrafo 2) y por todo lo que hacés. Y muchísimas gracias por compartirlo. Que Dios te bendiga a vos, a tu familia y a todos quienes integran esta hermosa red de la vida. Saludos desde Argentina.

  2. ERIC MURO

    Gracias por la información.
    Excelente tu artículo y la visión desde el punto evolutivo.
    Por esta y muchas razones más, la naturaleza de las partículas y por ende la de la biología no se equivocan, tienen un sentido sensato (todo sirve para algo y todo es aprovechable), como bien lo dice la 5ª Ley biológica de la Nueva Medicina Germánica (ahora llamada Germanische Heilkunde), de nuestro maestro el Dr. Rike Geerd Hamer.
    Si tan pudiéramos observar que la naturaleza no se equivoca y que todo tiene un sentido biológico evolutivo adaptativo, entonces daríamos con la clave asertiva de ver las cosas desde la premisa adecuada con resultados prominentemente verdadero, porque estaríamos tocando leyes de la naturaleza las cuales se repiten el 100 % de las veces en la naturaleza biológica y en el universo, no estaríamos jugando con la peobabilidad y estadística como lo hace nuestra medicina actual y la ciega visión que nos quieren imponer los que gobiernan ahora el planeta como las élites del poder como bien lo menciona el comentario anterior desde Argentina.
    Gracias por colocar información al servicio del conocimiento evolutivo adaptativo.
    Saludos desde México.

  3. Ainhoa Calvo Angoitia

    Gracias Almudena, como siempre das luz a un entramado nada fácil de explicar, consigues hilar todos los puntos y el resultado es de agradecer.
    Yo creo que si los microorganismos han sido capaces de formar una Gaia para que todas las especies podamos vivir ¿no crees que esos m.o seguirán trabajando para que Gaia siga siendo habitable? Quiero decir, que tenemos m.o q degradan plásticos, eliminan exceso de contaminantes… quizá aparezcan nuevos m.o conforme las características del planeta tierra sigan cambiando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *