El retorno de la Naturaleza.
El primer síntoma de la ruptura de la armonía de los seres humanos con la Naturaleza se puede identificar con el establecimiento de un modo de vida sedentario, es decir, el nacimiento de las acumulaciones de población en núcleos urbanos de mayor o menor tamaño, alrededor de 10.000 años atrás. Pero en este caso, la parte más perjudicada no fue la Naturaleza, sino los seres humanos. La convivencia con animales domésticos (lo que incluye ratas y ratones), la falta de higiene, el consumo de agua en malas condiciones y los ocasionales períodos de hambre ocasionados por las malas cosechas comenzaron a producir las zoonosis, las primeras enfermedades infecciosas consecuencia de la ruptura de las condiciones naturales de humanos y animales. Este cambio en el modo de vida también propició la ruptura del equilibrio en las relaciones humanas: la acumulación de bienes no esenciales y el nacimiento de la riqueza (las desigualdades) y el poder y, como consecuencia, el comienzo de las guerras.