Aquí te cuento todo
Soy Almudena Zaragoza, Bióloga por la Universidad Autónoma de Madrid y responsable de ciencias de la vida y nueva Biología, este maravilloso proyecto de divulgación científica, al que has llegado.
Soy Almudena Zaragoza, Bióloga por la Universidad Autónoma de Madrid y responsable de ciencias de la vida y nueva Biología, este maravilloso proyecto de divulgación científica, al que has llegado.
La Biología oficial difunde una ideología basada en la superioridad de razas. La nueva Biología es un acto de reivindicación, una esperanza en el cambio, una denuncia del viejo y apolillado “dogma” que impera en la biología oficial.
Con la utilización, en la década de los 70, de la técnica del ADN recombinante, nació lo que hoy se conoce como “ingeniería genética” (denominación que discutiremos más adelante). Un nacimiento rodeado de controversias e inquietud. Comprendieron que existía la posibilidad de que un error, o incluso una acción deliberada, condujese a la aparición de nuevos virus y bacterias patógenos, dada la plasticidad y capacidad natural de recombinación de su material genético.
La llamada “revolución molecular” producida en los últimos veinte años, ha aportado una gran cantidad de información detallada sobre la estructura y función de los últimos componentes fundamentales de los procesos biológicos. Los, a veces, espectaculares hallazgos especialmente de la genética molecular y del desarrollo, alcanzan una resonancia en los medios de comunicación que raramente se concede a cualquier otra materia científica.
A muchos biólogos, o quizás sea mas exacto referirnos a ciertos biólogos, nos produce una gran inquietud la deriva, al parecer irreversible, que está tomando la investigación biológica. Transformada en “gran Ciencia”, está pasando de ser fundamentalmente una parsimoniosa actividad realizada en mas o menos modestos laboratorios entre animales, plantas, microorganismos y libros a una vertiginosa carrera competitiva llevada a cabo en complejas instalaciones dotadas de costosísimos y sofisticados aparatos destinados a descifrar y manipular apremiantemente los secretos de la vida.
La Biología ha sido calificada como “la ciencia del Siglo XXI”. Los grandes medios de comunicación no se cansan de informarnos de los grandes logros que se esperan de las nuevas aplicaciones derivadas de los progresos en la manipulación de los fenómenos naturales, de la información genética, o de la “creación” de bacterias y virus
El primer síntoma de la ruptura de la armonía de los seres humanos con la Naturaleza se puede identificar con el establecimiento de un modo de vida sedentario, es decir, el nacimiento de las acumulaciones de población en núcleos urbanos de mayor o menor tamaño, alrededor de 10.000 años atrás.
La muerte científica de Lamarck no fue una muerte natural. Su hermosa concepción de la Naturaleza como algo vivo, y de la vida como un proceso por el que los organismos y el ambiente se construyen mutuamente chocaba contra el determinismo, contra la extrapolación ideológica cuya pretensión era justificar lo injustificable. El Imperio mató a Lamarck, y al mismo tiempo mató a la Biología.
¿Qué son los genes? ¿Qué idea se ha implantado (nos han implantado) a los científicos y a la sociedad sobre el carácter de la herencia de nuestros rasgos físicos, de nuestra naturaleza, incluso de nuestro comportamiento? Es decir, ahí, en el ADN, está todo lo que somos, desde nuestro aspecto hasta nuestro cerebro.
El ácido ribonucleico (ARN), ha tenido un protagonismo sin igual en los últimos años. Ha sido la gran apuesta de las farmacéuticas como vehículo de tratamiento y prevención del famoso COVID 19, una enfermedad inventada de la que se puede morir y ser asintomático con cientos de síntomas diferentes, englobados por un positivo en una prueba muy conocida porque nos robó la libertad como seres vivos.